Aquí estamos de nuevo, otro día más de esta santa semana que dicen muchos que es, y lo que es peor, lo dicen lo más ateos, los que no van en la vida a la iglesia y luego no prueban la carne estos días, pero vamos, me se de un grupo que hoy mismo, sabiendo que en casa solo aspiraban a unas raspas de pescado y patatas en escabeche, se han ido a hacer una buena chuletada; yo tendré que esperar al sábado. De hecho estoy pensando que si tengo que creer en un Dios tendrá que ser en Baco.

Al final el voley no se nos dio tan mal, después de perder esos dos partidos, al día siguiente llegamos más entonados, y no tienen nada que ver los dos pacharanes de después de comer, el caso es que el primer partido, nos costó, pero ganamos 2-1. Y si no es por eso no ganamos el siguiente, es cuando uno se da cuenta que el deporte se mueve por dinámicas y aspiraciones. El caso es que conseguimos terminar terceros de grupo, aunque tuvo consecuencias en el plano físico, y no solo por las agujetas, que las tengo hasta en las pestañas.

Esta mañana que iba a subir al Berezo, y por lo que he oído ha subido un porrón de gente, tampoco he podido (prefiere que se pase el dolor por completo que me conozco) y me he ido a andar con mi flor hasta Cuartos por un nuevo camino que no conocía y que sigue el curso de la unión de la garganta Vadillo con Cuartos, al menos hasta que te sales al camino de los Lomos actual, ya que por lo visto, por el que ibamos era el camino original para que los losareños se fueran a bañar.
(a ver si descargo las fotos del campeonato)
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